Les dejamos nuestros #AstroTips por la seca @astroroad para prepararnos para el eclipse de este 5 de julio
Últimamente circula mucha información respecto al clima astrológico, y quizás no es menor saber que los astrólogos están siendo muy populares en cuanto a la comprensión de los eventos de crisis que estamos viviendo como humanidad. Esto, porque a pesar de que la astrología nunca o casi nunca puede predecir exactamente eventos sociales o de nuestra vida personal, en su interpretación simbólica y con la experiencia acumulada, más o menos sí puede indicar caminos, temáticas, y asociarlo a ciertas temporalidades.
En el caso de lo que estamos viviendo actualmente, ya hace años que se asociaba cierta configuración o confabulación planetaria – Plutón, Saturno, Júpiter, en Capricornio- con un momento de alto nivel de crisis y transformación profunda respecto de estructuras humanas colectivas. En efecto, asistimos a eventos que, si bien no alcanzamos a entender las consecuencias que tendrá para nuestras vidas, el mismo curso de los procesos con el tiempo nos obligará a dar lugar a nuevas maneras de entender la vida, nuevas formas de organizarnos socialmente, de relacionarnos con la naturaleza, los recursos, y así en todo orden de cosas.
A nivel personal, también hemos estado sometidos a nuestras propias crisis, que probablemente se nos anunciaban ya desde hace un par de años, con la sensación de que se nos viene el mundo abajo, en alguna o más áreas de nuestras vidas. A cada persona esto le puede afectar de manera diferente, de acuerdo a su nivel de conciencia, a la estructura de su carta natal, al recorrido que le haya llevado a comprender y transitar los eventos difíciles, que más temprano a tarde a todos nos tocan alguna vez. Aunque este tiempo nos está tocando sin excepción a todos.
Las crisis nos llaman a conectar con mayor conciencia con nuestros recursos internos, a desarrollar la paciencia, la templanza y la confianza. Asuntos que requieren que entremos en contacto profundo con nosotras mismas, en la práctica sostenida del autoconocimiento y el autocuidado.
Parte de la práctica del autoconocimiento y autocuidado la podemos ir vinculando con una reconexión con la sabiduría ancestral, que no separa la humanidad de la naturaleza, ni el cielo de la tierra. En ese sentido, la astrología favorece esa conexión. Esto en la medida en que su lenguaje permite conectar con la sutileza del orden cósmico, a través de la correspondencia de los símbolos que el ser humano desde muy antiguo ha desplegado para entender los códigos por los que circula la inteligencia de la Conciencia que, en el fondo todos somos, que late bajo cada acontecimiento de la vida.
En relación al clima astrológico actual, hemos vivido desde hace un par de años, un protagonismo del eje Capricornio y Cáncer, que nos ha estado convocando a conectar con una energía más cercana al cuidado y al afecto de Cáncer, que a la valoración del logro y la acumulación materialista de Capricornio. Aunque en realidad, no hay nada malo en sí con Capricornio, pero el mensaje es a un replanteo profundo de lo que hemos construido como estructuras en ese sentido.
La reconexión con la infancia, con el cuidado, con las raíces que nos sostienen, están en Cáncer, mientras nuestro rol en el mundo, nuestra contribución a la sociedad, está en Capricornio. En ese sentido hay un llamado a sanar y fortalecer nuestro propia madre y padre internos, pero desde la revalorización del ámbito de los afectos y el cuidado, asuntos que de alguna manera la situación de pandemia nos ha llamado a todos a hacer.
Por otra parte, Urano se suma como otro gran actor en estas transformaciones, que desde su entrada en Tauro también aproximadamente hace un par de años, nos habla de la necesidad de una nueva relación con la naturaleza y sus dones, como también de autoestima, autocuidado y amor propio. De desarrollar una conciencia más orgánica con los ciclos y procesos naturales, el cuidado del cuerpo, de la alimentación. Neptuno en piscis por otra parte habla de la conciencia de Gaia, desarrollo de la compasión y la necesidad de volver a unir lo que hemos dividido.
Se trata de temas generales que se están haciendo ver en tiempos largos. Que otros factores astrológicos más pasajeros refuerzan o modulan en cierta dirección. En este contexto, los eclipses son momentos de alto clímax energético y se asocian a un llamado profundo al despertar de la conciencia humana.
Este año en particular tocan varios eclipses. Recientemente asistimos a un eclipse de luna nueva en Cáncer, y a las cero horas del 5 de julio se producirá un eclipse parcial de luna llena en Capricornio. Es decir, se refuerzan de alguna forma los grandes temas de este tiempo, pero ya para que vayamos sacando conclusiones.
A considerar que los eclipses piden iluminarnos con nuestra propia luz, y que van marcando distintos ciclos de inicios y cierres. Las lunas llenas son tiempos de cosecha, y el sol desde Cáncer, y la Luna desde Capricornio en esta oportunidad estarán pidiendo sacar conclusiones en lo personal con respecto a la construcción de nuestra propia madre y padre interior, con la sanación familiar y ancestral, con suavizar nuestro marco de auto exigencia y expectativas con respecto a lo que deberíamos lograr o hacer.